Nelly Minyersky: «Los estereotipos de género sostienen una Justicia que no cree a las infancias, las disidencias y las mujeres»


Nelly “Pila” Minyersky es una de las principales referentes del feminismo argentino contemporáneo. Una abogada con más de 30 años de recorrido en la lucha por la conquista de los derechos de la mujer. Militante feminista por los derechos humanos y una de las redactoras del proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, durante este mes dió una conferencia catedrática en la ciudad de Resistencia recogiendo puntos de inflexión en la lucha por los derechos sociales y jurídicos de la mujer. La referenta reconoce la necesidad de dirigir nuestras fuerzas de cambio hacia la aplicación de la perspectiva de género en el poder judicial.
¿De qué hablamos cuando hablamos de justicia? ¿Cómo se pueden plantear los principios de justicia sin un análisis interseccional y transversal del paradigma humano? Sólo así es posible identificar las esferas vulneradas y cuyos derechos humanos se ven amenazados por el ideal del hombre blanco cis hegemónico. Sin comprender la desigualdad y los estereotipos de género producto de este fenómeno, es imposible establecer justicia.
La justicia, entonces, necesariamente debe atravesarse por una perspectiva de género. Tal como lo expresa Minyersky: “Los estereotipos de género y las desigualdades que se generan a partir de estos han afectado tanto a hombres como a mujeres en tanto exigen masculinidad y femineidades preestablecidas, y han tenido un impacto nefasto sobre las mujeres, un rol fundamental en la perpetuación y subordinación legal y social de estas.”
¿Qué es la perspectiva de género?
La abogada tucumana de 93 años define que la perspectiva de género “supone una mirada crítica de todos los ámbitos en los que nos desarrollamos las personas. (…) Permite observar la realidad, identificar cómo pegan las desigualdades de género en los diferentes espacios en donde actúan”.
En este sentido, las desigualdades son producto de estereotipos naturalizados, mas no propios de la naturaleza humana. Ya que parten de construcciones sociales impuestas socialmente que mantienen relaciones de poder patriarcales. Para alcanzar la verdadera igualdad, sostiene Minyersky, se deben valorar las diferencias impuestas que surgen de estos estereotipos para dejar de reproducirlos.
“Tener una justicia con perspectiva de género implica reconocer y problematizar los aspectos sociales que promueven las desigualdades sociales, culturales y económicas, entre otras, entre hombres y mujeres, y en función de ello, analizar la problemática en cuestión.”
Nelly Minyersky, abogada feminista militante por los derechos humanos.
Feminismo jurídico: La lucha histórica
Todos los derechos de los que gozamos hoy en día, los hemos obtenido en la calle, afirma Nelly Minyersky. Un claro ejemplo de ello es el triunfo colectivo de la sanción de la ley de interrupción voluntaria del embarazo.
Sin embargo y al igual que en otros países, la justicia sigue siendo patriarcal: “Esta justicia, esta administración de la justicia es misógina. Es una casta endogámica que no tiene nada que ver con el pueblo, con cargos judiciales que no respetan ninguno de los principios fundamentales, y donde se permite que los jueces dicten sentencias sin sentido. Todos los días vemos fallos que son contrarios totalmente a la ley, con sentencias que niegan la existencia de la perspectiva de género, a pesar de que sea una manda constitucional”. Así lo afirma Minyersky.
Ejemplos de esta problemática las vemos a diario: Desde una jueza que procesa mujeres con bebés y las traslada lejos de su casa, cuando la ley dice que deberían estar en prisión domiciliaria. La Niña Cielo aún está en peligro, mientras en la Fiscalía N° 3 a cargo de la fiscal Rosana Soto y con la investigación penal que no avanza. Años de sufrimiento porque “seguimos siendo una cohorte de seres humanos; las mujeres, los niños y también las diversas identidades, que no se nos cree. Y es algo que no tiene nada que ver con las leyes”, considera la abogada.
Es por esto que se nos impone la necesidad de cambiar la justicia. Porque está en juego la vida de mujeres que sufren a causa de esta violencia. Porque los jueces que tienen la función de garantizar nuestros derechos, desestiman nuestros testimonios. No hay justicia porque todavía no vivimos en igualdad.
Para cambiar esta realidad, es necesario cambiar la imagen del derecho inamovible, del juez a quien nadie puede exigirle y que goza de privilegios que no corresponden a la sociedad actual. Debemos controlar la aplicación de la justicia, para que ésta efectivamente se dé.
Necesitamos una justicia feminista que reconozca la igualdad para cumplir su función de ser un poder al servicio de la sociedad íntegramente. Para llegar a ella, tendremos que luchar colectivamente por cambios estructurales que protejan y aseguren nuestros derechos.
“La justicia será feminista cuando logre la deconstrucción de los modos actuales y las relaciones sociales. Cuando no se decline la propuesta política de justicia social y los movimientos populares sean parte de esta lucha para que el poder judicial deje de ser una casta endogámica hegemónica y sea realmente un poder al servicio de todos y todas.”
Nelly Minyersky, abogada feminista militante por los derechos humanos.
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