Atelier Resister es un emprendimiento de producción textil donde las trabajadoras de la economía popular se involucran con la concientización de la violencia por razones de género. Han creado un espacio de trabajo seguro para víctimas de esta problemática, a través del acompañamiento y la enseñanza mutua.

Como es sabido, una de las formas más comunes de ejercer violencia de género es a través del control de los ingresos económicos de la persona violentada, ya que, de esta forma, no tiene los recursos para salir de ese lugar hostil. Es por ello que espacios como este representan un actor de cambio que marca la diferencia en la lucha de mujeres que todos los días intentan salir adelante.

La unidad productiva, apoyada por el Movimiento Evita, está conformada por trabajadores y trabajadoras de la economía popular que se organizaron durante la pandemia para llevar el pan a sus hogares. Se caracteriza por ser un emprendimiento donde la mayoría de las mujeres trabajadoras son sobrevivientes de casos de violencia por razones de género.

Milagros García, una de las trabajadoras que desarrollan esta iniciativa, comenta que la idea surgió al ver a una madre viviendo bajo un árbol junto a sus seis hijxs para escapar del sometimiento. Ese hecho, que puede ser la historia de muchas, motivó la decisión de aunar esfuerzos y generar este espacio como herramienta de emancipación económica y de contención mutua.
que comenzaron siendo 4, y actualmente son 23 personas las que realizan actividades en el taller: 21 mujeres y 2 hombres. Muchas de ellas terminaron sin forma de sustentarse debido a la situación social desfavorable que dejó la pandemia, y encontraron en el taller una salida laboral sin depender de nadie, a través de la cual podían asegurarse sostenimiento para sus familias. De esta manera, la unidad productiva representa una importante salida laboral para personas de distintos puntos de Barranqueras y Resistencia, tales como los barrios 2 de Abril, La Toma y La Liguria.

Ya que la mayoría de las mujeres que se desempeñan en Resister sufrieron o sufren violencia de género, el espacio se caracteriza por buscar acompañarlas y ayudarlas a reconocer si se encuentran en un ciclo de violencia para brindarles ayuda:

“Tuvimos 3 casos en los que tuvimos que intervenir nosotras porque los tipos las venían a buscar al taller… Era una persecución todo el tiempo. Las compañeras nunca quieren denunciar por miedo a no tener qué darles de comer a sus hijos. Entonces nosotros las incentivamos a que ellas se sientan seguras de que pueden salir adelante solas, y a poder denunciar también. Lo hicieron y hoy están vivas gracias a eso porque, si no, no sabríamos dónde estarían ahora”.
Milagros García

La contención contempla las tareas de cuidado

Debido a que gran parte del personal son personas jóvenes con hijxs a cargo, una de las políticas del emprendimiento es brindar un espacio seguro donde puedan llevarlxs mientras continúan realizando sus actividades, ya sea en el propio taller o en el Centro Cultural 2 de Abril. Ahí la textil confecciona sus productos de marroquinería: bolsos, carteras, mochilas y otros accesorios de cuero ecológico, que luego venden en su local establecido en la Diagonal Eva Perón de la ciudad de Barranqueras. Iniciativas como estas resultan determinantes para madres que no tienen con quién dejar a sus hijxs a la hora de salir a trabajar.

Además de ello, para brindar un acompañamiento efectivo a las mujeres sobrevivientes, la unidad productiva organiza charlas informativas para prevenir la violencia por motivos de género y trabaja en conjunto con el Centro Integral de Salud Mental y Adicciones (CISMA) Don Orione, el Refugio Madre del Sol y Mujeres Evita, que está preparada para abordar situaciones vehementes, debido a que tiene un protocolo de violencia y promotoras de género, personas capacitadas para atender y detectar casos. De esta manera, están continuamente al pendiente de notar estas situaciones, mientras que involucran a las y los trabajadores de la textil para que sepan cómo revelar ese círculo de violencia, “así ellas también se pueden dar cuenta si lo están sufriendo o no”.

Este tipo de acompañamiento es importante para pensar la gran diferencia que el conocimiento y el apoyo significan en la lucha contra la violencia por razones de género. Ya que, como sostiene García, para salir del círculo de violencia es necesario comprender que se está allí, y reconocer que se necesita y se puede pedir ayuda. En este sentido, el apoyo puede hacer una gran diferencia:

“Yo creo que, si hay algo que el feminismo hizo por todes nosotres, es decirnos acá estoy, acá estamos, nos tenemos entre nosotras. Las mujeres en general, en el mundo, hemos construido lazos que nunca jamás existieron y que, gracias a ellos, nos sostenemos entre todas y sabemos que, si nos tocan a una, nos están tocando a todas, y todas vamos a salir a gritar si nos pasa algo a alguna”.
Milagros García

Contra el dolor que sistemáticamente nos imponen sufrir, que culpa a la mujer por ser violentada y permite que su agresor camine con impunidad por la calle, es necesario este feminismo popular que sale a las calles y genera las condiciones para que el panorama cambie, para que las víctimas de violencia puedan emanciparse a través del trabajo. Para ello, es necesario reconocer a las trabajadoras de la economía popular y visibilizar espacios como estos, que le hacen frente a los prejuicios luchando todos los días por salir adelante.