Oliver Kozlov y 50 clips para pibxs de los 90´, un material engañoso…
¡Pero señora, por qué semejante afirmación!
Primero, porque si uno nació casi a principios de los 80, tiende a leer a las apuradas (porque nuestra generación sufre de ansiedad y miopía) y va derecho al material comiéndose un viaje de que encontró a las 50 sombras de Grey en formato VHS y lo lleva a la juntada con las pibas para hacerse la Dora la exploradora, y termina siendo la ñoña de siempre.
Segundo, porque el nombre del autor es impronunciable y esconde algo.
Tercero, el diseño te invita a preguntarle al autor si te estafó deliberadamente robándote una página del libro o confirmar que Andra Ediciones ó un tal Tacuara Martínez, a quién no conoces y no vas a andar stalkeando, es un genio para regalar originalidad, en tiempos postpandemicos.
Cuarto, te exige usar la función de scanner del celular; esa que no querés usar ni muerto de hambre en un bar, porque naciste en los 80 loco…pero querés saber de qué te estás perdiendo…y cuando lo descubrís, también encontrás todas tus credenciales.
La cosa es que, pese a mil advertencias que el mismo binomio autor-obra te pone, te pones tu tiara ficticia de Sailor Moon, y que la luna te ayude…porque en una tarde cualquiera, te sumergís a leer.
No hay nada en estos textos que no sea real y verdadero, no hay absolutamente nada que no interpele de alguna manera. No hay escenario que no hayas atravesado por lo menos una vez (queriendo o no) en estos años…porque se vé que, nacer en los 80 y crecer en los 90, de alguna manera nos hermanó en las tragedias y en las pasiones.
De alguna manera, con o sin éxito, todes pasamos por las modas musicales más heterogéneas que se te ocurran, es como si crecer musicalmente fuera como mezclar mate cocido con un choripán, hasta los 29 está bien, después te pasa factura el cuerpo y te calmas un poco. Todes estamos buscando un amor con contrato directo y sin letra chica. Todes queremos que nuestra bien cocinada desconfianza, encuentre un remanso donde poder bajar la armadura un rato. Todes queremos explicarnos un poco al resto del mundo, porque hay algo que tenemos atravesado y nos duele, y nos duele el doble cuando no lo podemos expresar. La mayoría de los que andamos por éstas latitudes, estamos amarrados al Paraná, no tenemos idea de cómo nadar en él, pero nos conmueve. Todes vimos como explotó todo con las cacerolas en plena democracia y eso nos hizo sentir miedo, miedo a todo, porque entendemos que todo es frágil y que en un parpadeo lo perdemos, todes tenemos laburos de mierda, pero a la estratosfera en una hora no llegamos nunca… y de alguna extraña e inconfesable manera, sabemos que lo único que nos ata a alguna forma de fe, son los vínculos que nos sostienen, aun cuando no podamos conciliar el sueño. De alguna manera, con o sin éxito, todes tenemos un quilombo mental generacionalmente compartido, que algunos transforman en poesía sin pretensiones académicas o de nobel de literatura. Menos mal que este pibe lo entendió así y construye desde lo que otros callan.
Así que, yo diría que, hay que dejar de andar con tantas vueltas y dejarse engañar con 50 clips para pibxs de los 90. Por momentos va a leer la comedia de sus días y por siempre, va a entender que no está solo en ésta generación gratamente nublada, existe alguien por ahí que nos sacó la ficha a todes.
Oliver Kozlov es un poeta rosarino que vive en Corrientes Capital y pueden seguirlo en Instagram @oliverkozlov y el
Bonus track:
Esperé colectivos que nunca vinieron,
gente a la que nunca le importe,
esperé promesas que ni siquiera me habían hecho,
mirá si no te voy a esperar a vos que vales cada minuto
Eventualmente
habrá que preguntarle al asustado
qué teme del fantasma
Cuando termine de hablar de fuegos
voy a hablar de las cenizas
- Editora de la sección Textual, Lefi Ramirez.
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