Un Textual de Lucas García


*Por Lucas garcía
Quiero escribir una obra que hable de mí
y de todas las veces que me rompiste el corazón
Nada más directo y hermoso, que lo que cala en lo profundo de la memoria y te refleja. Algo que sea real, sin tantas grandilocuencias. Algo real como lo que tímidamente Lucas García comparte en sus escritos, y por lo que es el invitado para esta sección “Textual” de Proyecto Bohemia. **
Yo no sé escribir. No sé y no me gusta. Hago el intento y lo único que consigo es enojarme.
Apago la computadora y me acuesto. No para. Mi cabeza. No para de recibir palabras. Palabras que llegan para generar un montón de imágenes que colman el espacio y evocan un universo. Pleno. Necesito que existan, al menos, en un documento de Word y me siento otra vez. Materializarlas es mi deseo. Al principio parece que todo va bien y la ruta va tomando forma. Viajo. Se disparan mil y un sentidos posibles. Árboles. Olor a tierra húmeda. Una bandada de pájaros. Las vías del tren. Mucho silencio. Un perro negro me acompaña. Viajo. Hasta que aparece un pozo y caigo. Me reviento. Sangro. No tengo tiempo para pensar en qué quiero hacer y el enojo me invade otra vez. Me llena el cuerpo. Me hace doler.
Apago la computadora. Me acuesto en el borde derecho de la cama y la voluntad más próxima que encuentro es acurrucarme entre las sábanas y temblar. Afuera hace frío y vos no estás. Cierro los ojos. Siguen ahí. Las imágenes. Intactas. Hago una pausa larga en la que intento desesperado calmar el deseo. Pero revienta por todos lados. Es un monstruo que no puedo controlar. Quiero escribir una obra que hable de mi, y de todas las veces que me rompiste el corazón. Aunque no me salga. No es buena idea. Pienso. ¿Para qué? Si vos no querés escuchar. Si en todas las historias posibles siempre te vas.
A veces, es mejor que lo que queremos decir se quede adentro nuestro. Me calma un poco afirmar esta idea. La noche parece estar de acuerdo con soltar un poco el volante. Dejo el velador prendido. Escucho como baja lentamente el volumen de la calle. Duermo.
Yo necesito que me digas algo. No sé, mentime. Si hace falta mentime, de verdad. Yo no puedo con el silencio. No me ayuda. Me destroza. Es como un fuego, un fuego contenido en un recipiente de plomo o algo así, pero hecho para explotar. Que calienta y arde sin parar pero que no explota. Y ese es el problema: que no exploto. Que no pasa nada nuevo. Que sigo en el mismo lugar dando vueltas y vueltas como un loco que no tiene nada más que hacer. Y es que tenés la capacidad perfecta para ponerle pausa a todo. Menos a lo que siento por vos. ¿Qué? ¿Soy un loco enamorado ahora? Y capaz que sí, porque yo no me cago en lo que siento. Me hago cargo y acá estoy. Otra vez. Escribiendo algo para vos que no tenés nada para darme más que tu puto silencio. Este silencio que ahora es mío. Que me seduce, porque es todo lo que tengo de vos, y me abraza por las noches para dormir hasta que me despierto y me doy cuenta de que todo sigue igual, en silencio. ¿Hasta dónde sos capaz de hacerme mal? No me dejes con el silencio, por favor. Yo sé que podés ser un poco mejor que esto. ¿No?
- Escritor
- ** Editora de la sección Textual, Lefi Ramirez.
- Foto: Rodrigo García López
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