Las mujeres (también) hacemos cultura

Por el


Por Evelyn Rodríguez Schvemler*

Corren tiempos en los que la vida de muches trabajadores se encuentra y encontrará indefectiblemente afectada. Entre ellxs, lxs que se dedican de forma independiente y autogestiva a actividades artísticas y culturales. 

Si bien es un hecho que lxs artistas en su conjunto siguen sosteniendo su labor como pueden y con las herramientas que tienen a su disposición, es una responsabilidad periodística hoy más que nunca la de sostener un criterio amplio, abarcativo e inclusivo al momento de promover Arte y Cultura. Moviliza (de forma no muy positiva, debo admitir) corroborar que todavía hace falta hacer consciente ese criterio en muchos ámbitos. 

Es por esto que hoy me siento interpelada a promover el trabajo y la opinión de Mujeres Artistas, a quienes el compromiso de crear resulta siempre más arduo, al sumarse también las tareas de cuidados que, por una cuestión sistémica y estructural-histórica, se nos atribuye. 

Las mujeres entrevistadas en esta ocasión no fueron elegidas a través del criterio individual de nadie, se difundió una invitación de manera colectiva tratando de que tenga el mayor alcance posible y ellas se comunicaron para aportar sus pensares y visibilizar su trabajo. Marcia Montesino, Cecilia Cabrera y Débora Rodríguez nos comparten cómo viven la situación actual desde su lugar de artistas.

-En qué área te desempeñas actualmente y en qué proyecto/s te encontrás (o te encontrabas) trabajando:

Marcia: Me desempeño en el área de las Artes Escénicas, en Teatro específicamente. Desde el año pasado vengo con una obra unipersonal en cartelera, «El empapelado o antiguas formas de cura?» de Sonia Tiranti, con la que ganamos el segundo lugar en la Fiesta Provincial de Teatro de Corrientes en 2019. También estoy en el proceso de dirección de otra obra de creación colectiva «Lo continuo del hambre», con un grupo de ocho artistas y con talleres de entrenamiento actoral y creación escénica.

Marcia Montesino, actriz y directora de teatro

Cecilia: Formo parte del elenco de stand up del Teatro Sala 88. Es decir, que hago monólogos humorísticos autorreferenciales. 

Débora: Mi arte es la Danza. Soy bailarina, profesora y coreógrafa. Tengo tres grupas danzarias donde hacemos coreografías con diferentes enfoques y objetivos. Formo parte de un grupo de tambor de afro con “Los Tamboreros” y de un grupo emergente de danza africana. Estoy queriendo iniciar y formar parte del cuerpo de danza de “Aguará Chakú Candombe”. Me especializo en la danza afrocubana y trabajo mucho con ritmos caribeños, a través de los cuales me sostengo económicamente dando clases y seminarios tanto en la región como en otras provincias.

-¿De qué manera impactó en tus actividades el período de aislamiento y distanciamiento social que estamos atravesando? ¿Tuviste que cambiar tu forma de trabajar? ¿Pudiste hacerlo? ¿Cómo te sentís al respecto?

Marcia: Este período afectó completamente mis actividades, ya que todas ellas implican la reunión de personas, el compartir y el contacto directo. Con la obra teníamos varias funciones programadas y se tuvieron que posponer ya que los teatros cerraron y la gente no puede juntarse. Lo mismo sucedió con los talleres que estábamos a punto de comenzar cuando se dictaminó la cuarentena; al ser talleres de entrenamiento físico grupal y en contacto con les otres es imposible hacerlos online. Lo único que se pudo mantener es el intercambio de ideas con compañeros de elenco y nada más. Me quedé sin una entrada de dinero ya que trabajaba exclusivamente de dar talleres y hacer funciones. Siento que estoy en un stand by, por suerte tengo el apoyo de la familia.

Débora Rodríguez, bailarina y coreógrafa

Ceci: En este momento estamos imposibilitados de actuar debido a la cuarentena obligatoria y porque nuestro teatro sufrió un incendio en el mes de febrero de este año y todavía no hemos podido llevar a cabo las reparaciones. Teníamos previsto retomar las actividades en el mes de mayo, cuando hubiéramos podido reestablecer lo imprescindible, pero la pandemia nos modificó lo previsto, por lo cual estamos doblemente lastimados en nuestro espacio artístico. Solo había transcurrido un mes y medio del incendio cuando ya se detuvo todo por el aislamiento preventivo y obligatorio. 

Debi: el aislamiento fue y es durísimo, tocó justo en un momento en el que todas las actividades estaban arrancando. La verdad una situación muy difícil ya que la danza, al menos desde el lugar en que yo lo vivo, es una actividad de puro encuentro y del compartir. Tuve que modificar mis formas de mantener contacto y de sostener los motivos firmes a través de lo virtual. Me sentí en un principio muy incómoda ya que el motivo de reunión y de encuentro en los grupos danzarios tiene otra esencia, y siento que lo virtual no lo atraviesa. Está bárbaro para otros objetivos pero me parece que la creación, el ensayo, el conocimiento y el compartir tienen que ser no solo mentales y espirituales sino también valerse del encuentro. Me costó mucho incorporarlo y tuve que cambiar mi enfoque y reacomodar los objetivos para seguir sumando a lo que veníamos haciendo.

-¿Cómo manejas tu proceso creativo o el tiempo que le dedicas a tu actividad artística durante este periodo? ¿Se te suma o junta con otras labores a las que indefectiblemente tenés que prestar atención también?

Marcia: Estoy aprovechando todo este tiempo para leer mucho, entrenar sola, repensar algunas cuestiones y planificar proyectos futuros. Por un lado está bueno porque el tiempo libre hace que aflore mucho la creatividad y las ganas de hacer y crear. Por otro lado,  al quedarme sin trabajo y sin una entrada de dinero volví a otra de las cosas que me gustan que es la cocina vegana y ahí pude encontrar un ingreso que medianamente me ayuda a sobrellevar todo esto de encontrarme de repente en la nada.

Ceci: Yo personalmente, no vivo del teatro sino que, para subsistir, trabajo en una veterinaria. Este rubro está exento del aislamiento, por lo cual puedo ir a trabajar con los recaudos que requiere. Buena parte del ritual de regreso a mi hogar implica un proceso de desinfección de mi ropa y de mi misma tanto al mediodía como a la noche. En estos momentos, solo puedo dedicarme a la escritura de monólogos y de microrrelatos, ya que también me dedico a la literatura breve. He colaborado con páginas de otros gestores culturales con videos de lecturas de mis cuentos. Por ejemplo, La Fábrica Cultural organizó un ciclo virtual de microrrelatos para el Día Internacional del Teatro, el 28 de marzo. En esa ocasión, escribí un microrrelato para la ocasión, que justamente estaba destinado a honrar a Hugo Blotta y a la Sala. También he compartido la lectura de mis textos con Diario Momarandu de Corrientes y con la escritora Marina Nill para su canal de Youtube. Además, fui convocada, entre otros artistas locales, por instituciones de cultura para compartir mi concepción del teatro en un video que se ha difundido a través de Instagram. 

Cecilia Cabrera, actriz y escritora

Debi: en un principio fue duro, me generó mucha ansiedad no poder dedicarme de lleno a lo que hago. Surgieron muchas ideas, que al estar limitadas, no sabía cómo volcarlas. Ahora estoy un poco más estabilizada, conectándome desde un lugar más sano con la creatividad. Siempre consideré que hay que ser respetuosa con la inspiración y conexión con el arte. No es algo que se pueda forzar, pero tampoco es algo que pueda dejarse en un rincón e ir a buscar solo cuando lo necesitamos. Trato de vincularme con mi pasión de forma respetuosa apuntando a un ida y vuelta. Si está todo bien, dejo que florezca y nazca la energía. Si percibo que está estancada la guardo y vuelvo mañana. Sabiendo que es parte de mi esencia. Yo vivo con mi beba y en mi casa todo está vinculado con la música y con la danza. También aproveché para leer y estudiar cosas que no hubiese podido hacer en otro momento. Por ahí se complica, ya que soy mamá y hay que aprender a convivir entre las necesidades de mi hija y los momentos de encuentro con la danza. Son complejas las responsabilidades y los roles, yo tengo el rol de cuidadora y de crianza en donde las demandas responden a sus tiempos que no siempre coinciden con los míos. Sumado a las responsabilidades de hacer compras y pagar cuentas ya que mi mamá está en grupo de riesgo entonces tengo un rol fundamental en mi casa que es el de cuidar.

-En términos generales y a modo de reflexión, tanto para este momento particular que estamos atravesando como para todo tipo de circunstancias posibles ¿Consideras que ser mujer artista (y ser leída y percibida como tal) implica también hacerle frente a otro tipo de obstáculos o dificultades en lo que respecta a cuestiones como inserción, difusión y visibilidad? ¿Cuál es tu opinión o postura al respecto?

Marcia: Por ser mujer, en esta sociedad en la que vivimos siempre nos va a costar muchísimo más todo. Desde las situaciones de mierda a las que estamos expuestas en algunas ocasiones y con algunas personas, hasta que nos escuchen y tomen en serio en las decisiones y planteos que hacemos y proponemos. Como mujer artista me gusta ver que poco a poco vamos ganando más espacio, nos van reconociendo más y personalmente tuve propuestas muy lindas este año. Creo que a pesar de que vivimos en una sociedad patriarcal heteronormada y capitalista, estamos luchando en conjunto para que todo eso vaya cambiando. Gracias a todo el movimiento feminista nos dimos cuenta de muchas cosas, se nos cayó una venda de los ojos y hablamos desde nuestros lugares con más seguridad. Hay que seguir creando, luchando, acompañándonos entre nosotras y uniéndonos, ahí está la fuerza y el futuro. Gracias compañeras.

Ceci: En lo personal, he tenido bastante facilidad para insertarme en el ambiente teatral de Resistencia. Fácil, en el sentido de que con mi trabajo, capacitación y constancia he logrado ir construyendo mi camino. Lo que me parece innegable, tanto en el ámbito teatral como en el literario, es que ser hombre da más visibilidad, más relevancia. Dentro de un mismo grupo mixto, por ejemplo, se escucha internamente más a los hombres y externamente se los destaca más (tienen un lugar más destacado en la estructura del show o, en caso de que hubiera alguna presentación especial en la que no hubiera espacio para todo el elenco, se elegiría al más talentoso, que casualmente, es un hombre). Excepto que una tenga un carácter confrontativo que ponga en evidencia esas diferencias para modificarlas en la práctica. 

Debi: Bailo desde que tengo 5 años. Es lo que soy, es lo que hago y lo que me atraviesa. Durante mi adolescencia, al decidir que esto es lo que quiero hacer, no detectaba todavía lo difícil que iba a ser. Hasta que las situaciones me fueron mostrando que muchos lugares estratégicos no están ocupados por mujeres y eso me iba a poner a mí en una postura de demostrar que merecía lo que tenía. En el ambiente de la danza en que estoy, los profes e íconos más reconocidos siempre son varones y hay muchas danzas que tienen una esencia de comando masculino que se transfiere a la actividad. El varón propone la figura y la mujer responde. Mi método de atravesar esto fue ocupar y estudiar ambos roles así como también fortalecerme ante los encuentros que me demanden ponerme en una actitud más combativa.  Siento que eso no se ha modificado, para la mujer es todo más costoso porque sigue sucediendo el hecho de esperar o necesitar la aprobación del hombre. Si bien pude encontrarme con compañeros excelentes y construir los espacios desde los cuales elijo compartirme, si me salgo de allí sigo encontrando esta disparidad y la necesidad de que el hombre acepte y valide para que la mujer esté habilitada.

Ellas lo dijeron todo, ser artista mujer sigue siendo una labor ardua. Resuenan las palabras “confronte” y “combativa” cuando se habla de construirse un lugar de visibilidad y reconocimiento de las mujeres en el ámbito artístico, y sin lugar a dudas en todos los ámbitos. 

Los espacios no se nos ofrecen, los tenemos que crear, tomar y ocupar, fortalecernos en carácter para poder avanzar. Los machismos y micromachismos están tan instalados todavía, que aparte de sobrellevar todas las tareas de cuidado que se nos siguen atribuyendo, también se nos pide tener cuidado en cómo nos expresamos y en cómo utilizamos nuestra voz. No olvidemos que, en tiempos de cuarentena, dedicarse de manera exclusiva y total a la labor de crear y pensarse artista, es un privilegio de clase y también de género. La responsabilidad y el compromiso son colectivos, tanto como promotores y como consumidores de arte y cultura. 

Por esta y por muchas razones más, seguimos invitando a abrir un poco más los ojos, a dejar de mirar siempre para el mismo lado al momento de apoyar la actividad cultural. Hoy con más razón, y siempre, las redes de la solidaridad con lxs trabajadores independientes se tienen que extender. En Resistencia y en la región están sucediendo muchas cosas a nivel cultural y artístico hace mucho tiempo. LAS MUJERES TAMBIÉN HACEMOS CULTURA.

*Docente, artista independiente

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