Pasamos de tormentas a tornados


El pasado miércoles 26 de septiembre, luego de que se produjera una gran movilización y un paro que tuvo el más alto acatamiento después de mucho tiempo, contra las políticas de ajuste y por el presupuesto 2019, se produjeron dos hechos significativos que van a marcar un antes y un después en nuestro futuro.
El primero, mientras el presidente se encontraba en Nueva York, bailando en una entrega de premios llamada “2018 Global Citizen Award» -organizada por la organización Atlantic Council- y recibía un premio por «su dedicación incansable y desinteresada con su país y su gente», cosa que mucha gente aún no se enteró; renunciaba el presidente del Banco Central, Luis Caputo, quien asumió con un dólar a $28,30 y lo dejó en $38 ($10 más, representando una devaluación del peso argentino de aproximadamente un 36% en solo 90 días). Además, fue quien recibió el 22 de junio pasado el primer desembolso del Fondo Monetario Internacional (FMI), de más de 14.900 millones de dólares. En su gestión, que apenas duró tres meses, las reservas cayeron en un monto que coincide con la totalidad del préstamo, en su mayoría a través de la fuga de capitales.
Allí no termina la tormenta sino que continua, ya que asumió Guido Sandleris, ex asesor del FMI, que ahora se encarga de dirigir el Banco Central y su política monetaria, es como poner al lobo a cuidar a las ovejas. Sandleris comienza su gestión delineando, a pedido del FMI, un esquema de flotación del dólar entre franjas de $34 a $44, límites que irían aumentando 3% por mes hasta fin de año, dejando en evidencia que el techo de la franja cambiaria no durará mucho tiempo y a esto lo refuerza en sus declaraciones ante las tres cámaras bancarias cuando dice: “No hay un compromiso de impedir que el dólar supere los $44”, a sabiendas de que el efecto directo de la devaluación es el traspaso a precios, profundizando la espiral inflacionaria.
Y el segundo hecho, el más significativo, fue el día después de la renuncia de Caputo “el gran patriota”, como lo llamó el presidente al ex presidente del Banco Central (BC), cuando en una conferencia de prensa el Ministro de Hacienda Nicolás Dujovne confirmaba el nuevo acuerdo con el FMI por un total de 57.100 millones de dólares, es decir, 7.100 millones de dólares más al acuerdo original y además se pasarían a 19.000 millones de dólares los desembolsos para 2018 y 2019. Todo hace prever que el presidente piensa en el escenario electoral del 2019 y espera contar con fondos líquidos, cuando se defina su futuro como presidente o no.
El ministro no hizo solo esta conferencia, la hizo junto a la atenta mirada de la directora gerente del FMI Christine Lagarde en el consulado argentino en Nueva York. Más deuda, ¿para qué?
La lluvia de deuda no se detiene
Muchos nos preguntamos, más deuda ¿para qué? ¿cómo la pagaremos? Preguntas con respuestas poco optimistas, porque uno podría decir que es deuda para financiar proyectos productivos, fortalecer economías regionales, aumentar las planta de las industrias nacionales, pero lamentablemente no es así y el destino de la deuda lo define el presidente con una frase “este es el camino”, y ese camino lo muestra a través del Presupuesto 2019.
Un presupuesto elaborado por el FMI y presentado por el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne. Dicho presupuesto proyecta y anticipa que todos los ajustes que se realicen serán destinados al pago de los intereses de deuda, que aumentarían en $195 mil millones, totalizando unos $596 mil millones, es decir, crecerían un 49% con respecto a 2018, siendo la partida que más aumenta dentro del presupuesto. Cabe aclarar que el monto para servicios de deuda está estimado con un dólar promedio de $40,10 para el año que viene, teniendo en cuenta que gran parte de esta deuda es en dólares, un poco más del 74%, con un dólar más alto, $44 por ejemplo, los servicios de deuda se elevarían más de 30.000 millones de pesos.
La deuda pública pasó del 52,6% del Producto Bruto Interno (PBI) en el 2015 al 87% en 2018, siendo la más alta desde 2005 (cuando se realizó su reestructuración). Suponiendo un escenario en el que el dólar llegase al techo de $44 planteada por el flamante presidente del BC, la deuda sobre el PBI podría superar ligeramente el 100%, dirigiéndonos nuevamente a una crisis de deuda y por consiguiente al default. Los mismos técnicos del FMI lo están anunciando: «La deuda argentina es sustentable, pero no con una alta probabilidad».
Por lo tanto, lo que hoy nos debe preocupar es el endeudamiento desmedido que está tomando el Gobierno nacional, pero sobre todo la forma que plantea financiar su pago, que como lo vienen anunciando será a través de más ajustes, como el mismo presupuesto lo plantea. Serán recortados los presupuestos destinados a salud, educación, trabajo, obras públicas y esto será acompañado con quita de subsidios (lo cual prevé nuevos “tarifazos”) y menos transferencia a las provincias, vía quita del Fondo Federal Solidario, del incentivo docente y de obras de infraestructura.
Es así, que el nuevo acuerdo con el FMI no traerá alivio, ni calma; y menos estabilidad, sino que es una señal de alarma, de que la tormenta se transformó en un tornado y de que tendremos que estar preparados para resistirlo.
Categoria: Economía y Política | Tags: ajuste, Argentina, economía | Comentarios: 0