Suena otra vez el Vals de Elisa


En este 2018 vuelven, cual acordes de la clásica pieza musical de Beethoven, las declaraciones tajantes de Elisa Carrió contra un dirigente opositor. Ahora, pluraliza al destinatario: eligiendo al Clan Moyano calificándolos de criminales.
Nuestra comprovinciana, aunque radicada en tierras bonaerenses y actualmente diputada por la ciudad de Buenos Aires (ganando la última elección con un número récord de votos en ese distrito), que representa el espada más filosa de la pseudo honestidad y ética política de Cambiemos, arrancó su agenda pública 2018 contra la familia del dirigente sindical Moyano, luego de que Hugo haya encabezado una multitudinaria marcha en la plena Avenida 9 de Julio reclamando contra las políticas de ajuste del Gobierno y defendiéndose a su vez de las acusaciones judiciales recibidas en el último tiempo.
Recordemos que Moyano hace unos meses era aliado de Macri, al igual que supo serlo de Menem (en sus primeros años presidenciales) y de Néstor Kirchner. Inclusive el sindicalista trató de compañero al presidente en un acto homenaje a Juan Domingo Perón.
Carrió, que puede destrozar declaratoriamente a ex funcionarios kirchneristas como así también a cercanos al entorno presidencial como a Angelici -presidente de Boca y operador judicial de Macri- se había tomado vacaciones después de las calientes jornadas legislativas de diciembre por la Reforma Previsional, en la cual tuvo un clave papel al lograr que se levante la primera sesión aludiendo que los fuertes disturbios afuera del recinto no permitían el correcto desarrollo parlamentario. Reaparece astutamente en este difícil momento socioeconómico del país y de desprolijidades institucionales del Gobierno, evidenciadas en la renuncia de Díaz Gillighan, quien tiene cuentas offshore (al igual que el ministro Caputo), situación investigada y denunciada por el diario El País de España.
Eligió atacar a los Moyano porque son un blanco fácil y le conviene, debido a la mala imagen que tienen estos en la ciudadanía. Continuando así con la famosa grieta, donde el gobierno se quiere posicionar como los buenos y etiquetar a la oposición como los malos, metiéndolos en la misma bolsa junto a funcionarios y a sindicalistas corruptos. Pregonando la ley de la generalidad: si uno es corrupto todos los parecidos a él, es decir los malos, también lo son.
Lilita sabe pasearse por canales de televisión con la misma naturalidad de Susana Giménez y Mirtha Legrand haciendo gala de su verborragia inquisidora sin pudor alguno. Desde su aparición política en 1994 supo construir y destruir alianzas, ocupar varios cargos legislativos y postularse (aunque sin éxito, en este caso) a la Presidencia. Incluso llegó a sacar el escueto porcentaje de 1,82% de votos en el 2011. Contradicciones acarreadas también. Sin embargo, resurgió, gestó la alianza Cambiemos entre el PRO y la UCR, y ocupa virtualmente el lugar de Ombudsman de la República, manejando también los hilos de la política oficialista desde atrás del telón, teniendo el voto 51 en muchas decisiones gubernamentales.
Será cuestión de tiempo ver si no vuelve a romper una alianza. Pero puedo asegurar que seguirá sonando en volumen alto su vals en este año y más aún en el 2019 electoral.
Federico Lezcano del Balzo- Periodista
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