Cómo viajar sin ser turista


Como se sabe, hay diferentes maneras de viajar. Heather Szaro eligió primero, una organización del Estado Norteamericano, que inscribe voluntarios para trabajar en diferentes áreas. Heather eligió una granja agroecológica y por eso su derrotero comenzó en Paraguay. Ahí convivió con “una comunidad campesina muy pobre”, según cuenta. Heather es norteamericana, de Carolina del Norte. ¿Puede medirse la pobreza con una misma vara, aquí o allá?
Sonríe casi de manera permanente, cuando conversa con Bohemia. Exultante relata cómo recorrió el país vecino, conociendo Monges Paso, Guasú Porá, Villarica y Asunción, aunque en algunos estuvo sólo de paso.


Villarica. Paraguay
Antes de venir a Sudamérica estudió agricultura sostenible en la Universidad. Cree que la situación del campesino que produce en pequeña escala en su país es también difícil. Pero aquí el dilema del significado de las palabras se aclara cuando refiere que es complicado para el pequeño productor tener la propiedad de la tierra y que alquilar representa un costo significativo. Cuando vuelva a su ciudad planea crear o formar parte de una organización urbana que ofrezca a las personas que viven en contexto de violencia, la posibilidad de trabajar la tierra. “Porque cuando estoy trabajando en agricultura, estoy como en un estado de meditación”, dice.
Con sus 26 años y una decisión tomada, fue a contarles a mamá y papá que pensaba viajar durante dos años y que había elegido Latinoamérica. Su primer destino era la tierra guaraní pero planificaba conocer Argentina, Colombia, Uruguay, Brasil. “Cuando les conté me dijeron ¿Dónde está Paraguay? ¿En África?”. Lo dice y suelta una carcajada. “Mis padres no saben nada de Sudamérica. Mis hermanos sí”. Y si bien el mapa ya estaba marcado, la familia planteó dudas. Así es que se tomaron un avión y al poco tiempo vinieron a conocer el lugar del cuál no habían escuchado antes. Se volvieron más tranquilos, sabiendo ahora, además, que las empanadas y la carnes son sabrosas, en esta parte del planeta.


La familia de Heather en Paraguay
“La vida de los campesinos, ‘en mi parte del país’ es muy diferente”, nos explica con su español de consonantes muy marcadas. “Además mi familia no trabaja en agricultura, no entienden. Cuando estudiaba en Estados Unidos, visitaba fincas biodinámicas, sustentables. En general, ellos producen para sus familias y para su comunidad. Les venden a los bares y a los restaurantes”, explica.
El voluntariado campesino no lo es todo en el viaje de Heather. Después de las granjas de Paraguay y Argentina, partirá rumbo a Brasil de la mano de su compañero, con el cual vuelven a juntar caminos en Iguazú. A Puerto Tirol,en la provincia del Chaco, llega de la mano de WOOF, un sistema de voluntariado que se basa en el intercambio de trabajo, por comida y alojamiento, con el fin de promover el desarrollo de una agricultura sustentable y amiga del medio ambiente.
Todavía restan ciudades y países por conocer.“Estudié español en la Universidad -y hace una mueca para aclarar que quizás no aprendió tanto ahí-. Yo quería aprender viajando. Hay muchos inmigrantes trabajando en agricultura” y como si fuera una profecía, aclara, “es un idioma muy importante. Dentro de unos 30 años, un % 70 de los estadounidenses van a tener sangre latina”. La charla se interrumpe cuando Heather se disculpa, para atender el puesto que, La Tierra sin Mal, una granja agroecológica de Puerto Tirol, en Chaco, instaló junto a otras, en el parque del Museo de Ciencias Naturales de Resistencia, una radiante mañana del mes de noviembre.
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