Alzheimer: el entorno es la clave


Me senté frente al televisor y vi mi novela favorita. El televisor no funciona y es el único de la casa. ¿Cómo hice para verla?
Sobre la mesa hay dos platos llenos de comida. Uno para mí, otro para mi madre. Mi madre no está en la casa y yo no sé cocinar. ¿Quién hizo la comida?
Mi hijo nació cuando yo tenía treinta, y su hijo nació cuando él tenía treinta. Hoy tengo 80 y me visitó mi nieto. Pero yo veo a mi hijo. ¿Quién vino a visitarme?
Parecen ser acertijos imposibles de resolver. Pero es Alzheimer. Se trata de una campaña para Facebook y Twitter que lanzó en septiembre, Mes Internacional del Alzheimer, la Asociación Lucha contra el Mal de Alzheimer –A.L.M.A-
Considerada la Epidemia del Siglo XXI, el Mal de Alzheimer constituye el 70% de las demencias, no existe causa conocida y hasta el momento no tiene cura. Charlamos con la Doctora especialista en Geriatría Ana Pujol, integrante del grupo Alma y Vida de Resistencia quien nos brindó algunos detalles de la enfermedad y de la situación en nuestra provincia.
Por otra parte, la Provincia del Chaco no maneja cifras estadísticas de personas con Alzheimer. Explica Pujol que, si bien es sencillo de determinar con una serie de test que ayudan a detectar declive o deterioro cognitivo, se requiere personal y recursos para llevarlo adelante.
El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta al cerebro, no se conoce la causa, pero se ha visto que se producen ciertos depósitos de proteínas que normalmente existen en el cuerpo, pero no en el cerebro. Una es la beta amiloide, por fuera de las neuronas y la otra es tau, por dentro. Estas afectan a las neuronas y deterioran las facultades cerebrales superiores, como la memoria, el lenguaje, la orientación, la ejecutividad y el pensamiento. Es una enfermedad crónica evolutiva de larga duración. Tiene rasgos genéticos ya que se han encontrado cuatro genes asociados al Alzheimer. El 80 por ciento de los afectados padecen la enfermedad después de los 80 años.
“Decimos que cada vez va a haber más Alzheimer porque cada vez hay más personas mayores. Estamos asistiendo a un envejecimiento poblacional. En Chaco tenemos un 9% de población por sobre los 60 años, en Capital Federal hay un 22 % siendo la ciudad en donde hay mayor número de adultos mayores ”, explica la doctora.
Alma y vida
El grupo Alma y Vida nace el año pasado de la mano de las psicólogas sociales Charo Gamarra y María Martina, los profesores de Educación Física Colo París y Pelado Díaz, la estudiante universitaria Ana Carla Salom y la Dra. Especialista en Gerontología Ana María Pujol.
“Necesitamos difundir la enfermedad, es necesario que se conozca, es una enfermedad muy larga”, dice Pujol. Desde la asociación ven la necesidad de informar a la población sobre las características de esta problemática, especialmente al entorno familiar que tiene que afrontarla: “El familiar y el paciente pueden planificar el desarrollo de la enfermedad. ¿Cómo? Por ejemplo, hay situaciones legales que hay que prever. Yo tenía mi madre con Alzheimer y no tenía la curatela porque nunca pensé que la iba a necesitar. Otras cosas que hay que planificar son por ejemplo si el paciente va a continuar en su casa o en una institución, hay que planificar una vida porque el cambio puede ser de un día para el otro”. Se calcula que un paciente con Alzheimer gasta anualmente 170 mil pesos, en su casa, sin consideración internación. “En estado avanzado, requiere de tres personas que lo cuiden las 24 horas, porque no sabe comer, ni vestirse, ni bañarse y hay que movilizarlos”, explica Pujol.
Si bien, la enfermedad no se puede prevenir, Alma y Vida viene llevando a cabo una serie de campañas que apuntan a modificar hábitos y factores de riesgo. Algunos de los factores de riesgo son la diabetes, la hipertensión, la baja sociabilización o aislamiento y también el hipotiroidismo. “Apuntamos a que el paciente tenga una buena dieta, una vida activa. Leer, estudiar, buscar lo no habitual, salir de la rutina… Las personas que tienen más actividades mentales transitan mejor la enfermedad”. Incluso se está hablando, en términos profesionales, de una “resiliencia cognitiva”, ante determinadas situaciones el cerebro se reacomoda para seguir adelante.
El alzheimer sigue siendo una gran duda. Si bien se ha demostrado que la presencia de estas proteínas en el cerebro es un determinante, se han hecho estudios en monjas que tenían esas proteínas en el cerebro pero que no padecían Alzheimer.
El olvido, el gran síntoma
Esta enfermedad se conoció como la enfermedad del olvido. Es el síntoma más claro, pero no es el primero. La mejor ayuda es un diagnóstico precoz. Si se logra, se puede paliar la enfermedad no sólo con medicamentos que, si bien sabemos que no curan la enfermedad, ayudan a disminuir los síntomas. Lo más importante es el entrenamiento, la rehabilitación y la estimulación cognitiva. “Es fundamental, porque a medida que se van perdiendo las funciones cerebrales van quedando algunas. Con estas estrategias podemos potenciar estas facultades o capacidades para que se deterioren menos. Llegado un momento hay pacientes que no conocen al familiar. Podemos hacer terapias de reminiscencia y de validación, utilizando fotos, por ejemplo”. Lo mismo se puede hacer con las partes de su propia casa que muchas veces se transforma en un problema cuando el paciente llega a no orientarse en su propia casa. La clave está en el acompañamiento familiar. Una enfermedad larga y degenerativa como esta requiere de un entorno consciente y sobre todo, preparado para afrontarla de la mejor manera posible.
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