Leer “Bajo la lupa” de Marcos Misiaszek


Cuando el autor de este libro inició el proyecto “Bajo La Lupa”, un blog de casos policiales chaqueños, lo hizo porque notaba que los hechos criminales de la provincia quedaban perdidos en páginas de internet o en archivos polvorientos, ajenos a la nueva vida digital, olvidados ya por todos –o recordados por algunos pocos–.
Marcos Misiaszek fue un periodista incansable, acérrimo enemigo del olvido, que buscaba empapar las cómodas memorias de la sociedad del recuerdo de las víctimas sin justicia (o con una supuesta justicia que jamás era suficiente para sanar las heridas).
En marzo de 2020, fue asesinado por las balas de dos delincuentes. Siguiendo el deseo de Marcos de ver este libro publicado, con sus investigaciones sobre las terribles anécdotas que enlutaron a nuestra provincia y que tan febrilmente contaba, les traemos a ustedes su trabajo. Esperando que sean lectores dignos y nunca olviden estos hechos ni el despiadado asesinato de Marcos Misiaszek, les damos la bienvenida a este grupo de crónicas.


Carnaval trágico: muerte de Nélida Címbaro Canella y Rosa Blanca Solís
20 de febrero de 1932
En esta ocasión, el apellido Címbaro Canella vuelve a figurar en redacciones periodísticas policiales, unos años después del trágico suceso con la peste bubónica.
Los carnavales convocaban –y lo siguen haciendo– a muchos chaqueños que, en familia, compartían un poco de ese esplendor colorido. El festejo alcanzaba las localidades del interior del Chaco, donde se organizaban increíbles desfiles.
Charata cumplía con los preparativos para el encuentro que tendría lugar el domingo veinte de febrero del año 1932. Los automóviles eran adornados con motivos festivos, la ropa de fantasía pincelaba de colores vivos el deambular frenético de los vecinos.
La convocatoria del festejo era tal, que los carnavales ocupaban espacios centrales en las publicaciones periodísticas. Nadie se imaginaría que ese veinte de febrero la historia sería distinta a lo esperado.
Aquella noche, cuando el corso estaba en su punto álgido, con la gente rodeando las calles, aplaudiendo y vitoreando el paso de los vehículos, tres niñas saludaban desde uno de los automóviles en dirección al público extasiado. Entonces, como salida de la nada, se vio una bengala que se dirigió hacia donde estaban las muchachas, prendiéndolas rápidamente en llamas.
Las tres chicas eran Nélida Címbaro Canella (dieciséis años), Rosa Blanca Solís (once años), hija de un corresponsal del diario La Voz del Chaco, y Aída Esther Canela, de la que no trascendió edad, pero que se supo, era prima de la primera. Esta última sería la única sobreviviente de la tragedia.
Algunos testigos afirmarían que las chispas de la bengala hicieron combustión con el vestido de fantasía de una de las niñas, y que las tres fueron casi instantáneamente convertidas en una bola de fuego.
El caos se apoderó de los pueblerinos, empezaron las corridas y los gritos, el desfile se detuvo por completo, mientras las llamas crecían. Familiares de las víctimas y vecinos intentaban apagar el fuego, incluso algunos metiéndose en ese infierno para intentar socorrer a las muchachas. Luego de un inmenso esfuerzo, lo lograron.
En una nota al diario La Voz del Chaco, Pedro Solís se refiere al reconocido médico charatense, Viriato de Llamas, quien se habría negado a prestarle primeros auxilios a su hija cuando, con ayuda de un vecino, pudo trasladarla hasta la casa del galeno. En la nota, el periodista se refiere al médico como “poco ético”, aseguraría que Viriato les habría sugerido que llevasen a la niña a otro doctor de la localidad, sin dar mayores explicaciones.
El resultado de aquella noche caótica fueron dos muertes absurdas, donde los colores del carnaval se fundieron con las llamas.
A pesar de las historias paralelas que surgieron luego del incidente, donde por ejemplo mujeres reconocidas de la sociedad dedicaban poemas a las dos niñas muertas, nada más se habló sobre las víctimas y sus familias.
Respecto al médico, en ninguna publicación se comentaba si obtuvo acaso alguna sanción. Todo quedó sepultado por hechos consiguientes, que fueron cubriendo aquellas brutales muertes.
Publicado en Literatura Tropical