La incesante búsqueda por los restos de los desaparecidos


Recientemente el Equipo de Antropología Forense determinó que el cráneo encontrado en 2021 en el Barrio San Pedro no correspondería a un desaparecido en la última dictadura militar. Esto se precisó al extraer una muestra de ADN del cráneo probablemente femenino y compararlo con los perfiles genéticos de las muestras de familiares de desaparecidos de toda la Argentina, de la base de datos del EAAF (Equipo Argentino de Antropología Forense), sin obtener ninguna coincidencia.
No obstante, no se descarta la posibilidad de que pueda corresponder a una persona fallecida durante aquel período, ya que la base de datos de muestras de familiares se actualiza periódicamente. Por lo que el perfil genético recogido del cráneo humano seguirá siendo comparado a futuro. Así lo confirmó Diego Vigay, fiscal general de la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía Federal de Resistencia, Chaco.
El cráneo fue encontrado el 8 de julio de 2021 por un productor ganadero en medio de lo que habría sido una laguna importante, pero que debido a las sequías se redujo. Tras ser trasladado al gabinete científico del Poder Judicial de Chaco la Fiscalía Federal se encargó de los trabajos de reconocimiento de su origen, debido a que este sector lleva adelante una búsqueda de desaparecidos vinculados al Río Paraná, al que estaría conectada la laguna en el pasado.
Teniendo en consideración que las fotografías del resto óseo daban la posibilidad de alguna lesión traumática, y la cercanía de la laguna con el río entendieron que existía la posibilidad de que sea un cuerpo de una de las personas desaparecidas que estaban buscando. Tras el resultado negativo del cotejo de ADN con el banco genético, la muestra se preservó para futuras comparaciones.
Este es uno de los tantos casos en donde los restos encontrados no pertenecen a los desaparecidos, y es que muchos de los testimonios referidos a tumbas NN (de nombre desconocido) a partir de los cuales se realizan las investigaciones dan resultados negativos. Como sucedió con las excavaciones a orillas del Arroyo Guaycurú, una zona cercana a donde concurrió la masacre de Margarita Belén. Como así también con el Cementerio San Francisco Solano y en una zona rural de Puerto Tirol, entre otros.
Vigay considera que en casos como la Isla Soto, en donde pescadores habrían dado registro de cuerpos aparecidos en el Río Paraná, es probable que las distintas inundaciones acontecidas en la zona hayan provocado un movimiento de tierra desplazando a los restos de su posición original.
Una aguja en el pajar
La búsqueda de los restos de las personas desaparecidas es imprescindible para la reparación simbólica de los familiares. Tal como reconoce Vigay: “Cada uno de los casos que se encontró, identificó y restituyó resto de un desaparecido, fue muy reparador para los familiares, que pudieron hacer su duelo. (…) Es una manera de reparar un poco del daño que se ha provocado con la desaparición, el asesinato y la negación de aportar información sobre sus seres queridos”.
No sólo ello, sino que también fue posible reconstruir la sistemática a través de la cual los propios cuerpos eran ocultados; siendo arrojados desnudos, con las extremidades atadas, con disparos de ejecución en el pecho y cráneo, con un corte en la yema de los dedos para no ser identificados, y con cortes en el abdomen para que no flotaran.
Todo esto se determinó trabajando en conjunto con la fiscalía federal de Corrientes, al igual que con el trabajo forense de la policía de Empedrado. Estos relevamientos indican que podrían existir más cuerpos enterrados como NN a los márgenes del Río Paraná, fundamentalmente en la zona de la costa sur de la provincia correntina y en la zona norte de la provincia de Santa Fe. Motivo por el cual las fiscalías de cada región están trabajando en el relevamiento de cementerios y testimonios.
“Es un trabajo muy complejo, es quizás como buscar una aguja en un pajar. Pero creemos que toda esta búsqueda puede tener un resultado positivo, aunque sea de un desaparecido, ya que significa que una familia más podrá tener los restos de su ser querido”.
Diego Vigay, fiscal general de la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía Federal de Resistencia, Chaco.
Además de la continuación de estas búsquedas, el Equipo de Antropología Forense tiene proyectado concretar la segunda etapa de la búsqueda de fosas comunes o individuales derivadas de la Masacre de Napalpí, como una medida reparatoria establecida tras el fallo. Tras la realización de excavaciones y trincheras en las 25 mil hectáreas que conforman la zona, se pretende continuar investigando con imágenes satelitales de períodos históricos lo más cercanos al hecho.
Persiguiendo el mismo objetivo, el equipo está trabajando sobre la corriente subterránea del territorio, a partir de testimonios que vinculan las corrientes de agua con las fosas. A través de las indagaciones en este sector, se podría dar con la ubicación de las fosas.
Hasta el día de hoy, se contabilizan 8 casoscon resultados positivos de intervención del Equipo de Antropología Forense en la identificación de personas asesinadas o desaparecidas en la provincia de Chaco durante la última Dictadura Cívico Militar. Desde el 2007 llevan trabajando sobre la base de datos del Registro Único de la Verdad de la Comisión Provincial por la Memoria. Gracias a ello, hoy hay 8 familias que han encontrado algunas respuestas tras años de silencio.
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