El no graduado: las consecuencias de la misoginia


Esta semana fue tendencia en las redes sociales y en diferentes medios de comunicación la actitud de Tomás Vidal, un recién graduado de la carrera de Licenciatura en Comercio Internacional, que no tuvo mejor idea que festejar ese logro burlándose de las víctimas de femicidio.
En las imágenes que se viralizaron se lo ve con un pañuelo verde (que representa la lucha de los feminismos por el aborto legal, seguro y gratuito en Argentina), simulando estar envuelto en plástico, con una soga en el cuello y un cartel con el mensaje: “La culpa no era mía” (que hace referencia a la intervención “Un violador en tu camino”, tan conocida en los últimos días). Aunque él fue el protagonista de la noticia, se ve en las fotos a otro joven burlándose de la misma manera, aunque él envuelto en una bolsa negra de consorcio.
La Universidad Siglo 21 (de la cual egresó Vidal) emitió un comunicado repudiando este hecho: “A partir de la reprochable acción durante la celebración de la graduación del alumno Tomás Vidal en el día de ayer, las autoridades de la Universidad Siglo 21 lo han citado para notificarle, que se ha iniciado de manera inmediata, un sumario que establecerá las responsabilidades y sanciones que correspondan, en función de su conducta, contraria a los valores que esta institución promueve y representa.
La Universidad no permitirá ninguna manifestación ni comportamiento que atente contra las mujeres, la igualdad de derechos, la pacífica convivencia entre los ciudadanos y el respeto a las diferencias”.
Finalmente, se conoció la decisión de la institución, que fue informada por la rectora María Belén Mendé al programa cordobés Entre Nosotros Rebeca: “He tomado la decisión de aplicar infracción grave, que implica la condición de ‘libre’ en la tesis y la nota de 0 y la obligatoriedad de cursar una materia de género y diversidad”.
La máxima representante de la Universidad fue contundente con sus dichos y aseguró que “esta es una situación extremadamente grave”.
Ante este hecho, existen varios puntos importantes sobre los que es necesario ahondar:
- Está claro que lo que Vidal hizo es repudiable, sin embargo no sorprende: la minimización de la lucha feminista por poner en agenda la violencia que sufren las mujeres e identidades disidentes, existe desde siempre. Y si a esto se le suma la burla y la negación de las diferentes sociedades a comprender la complejidad del tema, el resultado es siempre el mismo: ciudadanas que no valen, por lo que se puede jugar con ellas en vida y justificar sus asesinatos.
- Que esta actitud venga de una persona joven, da cuenta de que la concientización desde la niñez es fundamental para eliminar conductas misóginas que se inculcan a todes. Los dibujos animados, la escuela, el club del barrio e incluso las familias, reproducen mensajes cargados de violencia machista, que son posibles llevar a la práctica porque existe una sociedad que lo permite y lo avala (casi siempre implícitamente, por lo que es tan difícil de reconocer).
- La actitud de la Universidad es valorable, no sólo por la sanción que aplicó (la cual no es mínima), sino también porque es de gestión privada.
Existen casos de instituciones educativas que cobran miles de pesos en cuotas y para evitar problemas con quienes abonan esos montos, hacen caso omiso a problemáticas que surgen en las aulas. Por lo que haber fijado una posición tan clara (que por supuesto no contenta al estudiante) habla de poner por encima de cualquier enojo el compromiso con la lucha.
- No existe mejor manera de cambiar la cultura que a través de la comunicación. En este caso, desde los feminismos se insiste con la idea de la capacitación en materia de género, porque sólo así se podrá entender desde la teoría y la práctica, la complejidad de la violencia de género.
Que la sanción sea capacitarse habla de la efectividad que tiene esa estrategia. Por supuesto que los resultados son a largo plazo y a paso lento, pero es una manera importantísima de reflejar hacia dónde ir.
- La sanción es válida. Sin embargo, ese estudiante no estaba solo. Allí había amigos (seguramente algunos o varios de ellos también integrantes de la Universidad), que se reían, sacaban fotos, avalaban, en fin, eran cómplices. La sanción y la capacitación deberían entonces ser aplicadas a todos.
Lo que sucedió, tal como lo expresó la rectora de la Universidad, es muy grave, es gravísimo. Sin embargo no es un hecho aislado, ni tiene que ver con alguien que lo hizo entre miles que no lo hacen. Por el contrario, es el reflejo más crudo y real de lo que significa luchar contra la violencia, en el contexto de una sociedad machista y patriarcal.
El chiste en la mesa del domingo, las risas en la tele o el estudiante que se disfraza de cadáver. Todo, absolutamente todo, es parte de la construcción social y cultural y del discurso imperante, que contribuye fuertemente a la perpetuación de la violencia.
Y es justamente eso lo que se intenta romper, para volver a construir realidades más justas.
No es una exageración, lo que está en peligro es la vida de las mujeres.
Categoria: Género | Tags: estudiantes, Femicidios, Género | Comentarios: 1
Hilda
25 diciembre, 2019 at 3:10 am
Esto habla en primer lugar de la mediocridad de la Universidad.
Luego, del totalitarismo con que proceden.
Dios libre a nuestra Argentina de instituciones como esa.