Sadomasoquismo: Echando luz sobre las sombras


En una de las muchas notas a las que me llevo Sexus, fui afortunada en charlar con Lucía Báez Romano, psicóloga, sexóloga clínica y coordinadora docente de los Cursos de Pre y Posgrado de Sexología Clínica en la UBA. Ella, entre tantas otras preguntas, se encargó de contestar varias cosas sobre el tema.
BDSM ¿Ser o no ser? …Esa es la cuestión
Antes que nada, debemos recordar siempre algo, la palabra que más vamos a ligar al sexo, al menos en estas columnas, es el consenso. Cualquier juego que queramos sumar a nuestra cama (u otro lugar que elijamos), debe ser con la aprobación de todos los participantes, porque cuando solo importa nuestro propio placer es cuando la esencia se pierde, a menos claro que hablemos de masturbación, pero a eso amigos, lo dejamos para otro día.
El BDSM (Bondage; Disciplina y Dominación; Sumisión y Sadismo; y Masoquismo) ya asomó al mundo en el Siglo VIII y fue el famoso Marqués de Sade quien lo describió muy bien en su libro Justine, donde hablaba de latigazos, golpes y sogas en un contexto que generaba placer. Entre las prácticas básicas están el atar e inmovilizar, el vendaje de ojos y mordazas, las escenas de sumisión o dominación, azotes con objetos, pinzas o nalgadas también llamadas spanking.
Toda esta información puede confundirnos al punto de preguntarnos si esos momentos en que en el furor de las pasiones un tirón de cabello, una nalgada, o una mordida en el pezón nos gusta nos convierten automáticamente en sadomasoquistas, pero en palabras de la Licenciada Báez Romano “Se es o no se es”. En toda práctica BDSM hay un sumiso y un amo, hay palabras claves para no infringir daños y sobretodo, más allá de lo que se piense, hay un respeto. En cuanto la palabra clave se diga, el juego se termina y la puesta en escena deja de serlo. Por ello es importante recalcar que no es lo mismo el sado, que la violencia en una relación de pareja.
¿Podemos condimentar con el sado nuestra vida íntima? ¡Por supuesto! Podemos erotizar cosas como las medias de nylon y usarlas para atar e inmovilizar a nuestra pareja mientras nosotros le damos placer, se pueden usar pañuelos o antifaces para cubrir los ojos y resaltar otros sentidos…existen velas que al derretirse funcionan como aceite para masaje…y muchas otras opciones que se pueden ir agregando de manera gradual hasta decidir si queremos que las sombras grises se queden más tiempo con nosotros, o esperamos que se estrene otra cosa.
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