Cannabis medicinal. Autocultivo regulado o clandestinidad.
Y mientras tanto en las provincias…
Seis provincias argentinas ya han aprobado en sus legislaturas leyes relacionadas al uso del cannabis medicinal.
En el 2016, Chubut aprobó la incorporación del aceite de cannabis al vademecum de salud pública para el tratamiento del síndrome de Dravet (epilepsia) y otras patologías que crea conveniente el Ministerio de Salud de la Provincia. Al año siguiente, el sucesor de Das Neves tras su fallecimiento, la vetó. Mariano Arcioni fundamentó su acción en que «(…) la utilidad del cannabinoides es desconocida y dudosa, (…) produciendo un gasto ineficiente frente a otros tratamientos convencionales». Esto a pesar de que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnologías (ANMAT) manifestó en un informe que “ quedó demostrada la eficacia y la seguridad de uso medicinal de cannabinoides para el tratamiento de dolor crónico, naúseas y vómitos debido a quimioterapia, estimulación del apetito en infección de HIV/ SIDA, mientras que en los casos de epilepsia redujo en un 50% la frecuencia de las convulsiones.
En Neuquén, la ley sancionada pero aún sin reglamentar, establece que la obra social provincial, deberá proveer de aceite de cannabis a pacientes de tres patologías específicas, además de aquellas que determine la autoridad de aplicación. Además de adherirse a la ley nacional.
Santa Fe, aprobó “la utilización obligatoria para la atención en los establecimientos médico-asistenciales dependientes del Ministerio de Salud pero la reglamentación no incluye a la obra social provincial como proveedora del cannabis a sus afiliados, como sí plantea la ley sancionada.
Salta fue de las primeras en avanzar en la reglamentación, comparte con las otras leyes provinciales el objetivo de incluir al cáñamo y sus derivados en el vademecum del sistema sanitario público, promover la investigación y el cultivo por parte del Estado. Y de manera similar, la provincia de Mendoza.
Chaco sólo se adhirió a la norma nacional.
Los peros
En Argentina no existe producción legal de aceite de cannabis. La ley aprobada en el 2016, no aprobó el autocultivo (a pesar de que la organización Mamá Cultiva, fue una de las promotoras de la ley). Los Estados provinciales deben gestionar ante los organismos del Estado Nacional, quien a su vez importa desde EE UU. Lo que a su vez significa mayor costo para los administraciones públicas.
El aceite importado (Charlotte’s Web), es de un solo tipo de cepa y aunque las provincias amplíen las patologías que pueden ser tratadas, la ley nacional sólo contempla una: la epilepsia refractaria.
Para gestionar el aceite de cannabis debe presentarse la receta de un médico. Muy pocos médicos saben o quieren hacerlo.
Un juez hizo punta
Una mamá que encuentra alivio para su hijo con un par de gotitas pero que necesita rotar las cepas para que sigan siendo efectivas porque las que se importan legalmente le producen acostumbramiento, tomó la decisión de optar por el autocultivo y buscar un abogado para que encuentre el resguardo legal, porque no pensaba abandonar el camino iniciado.
Así comenzó lo que terminó en el primer amparo que permite el autocultivo.
El juez Bavio autorizó a una mujer a cultivar 12 plantas adultas y 40 plantines de distintas cepas de cannabis para extraer el aceite con el que trata a su hijo, que sufre un trastorno neurológico.
¿Qué entendió este juez salteño, que legisladores y gobernantes, todavía no ven?
En la sentencia se deja en claro que mientras el Estado no provea al nene del medicamento que necesita, su madre queda autorizada a cultivar distintas cepas de cannabis para producir el aceite de forma doméstica.
El funcionario judicial interpretó que el derecho a la vida implica «el disfrute de la más alta salud posible» y reforzó el concepto con el artículo 19 de la Constitución Nacional, por el que «las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados».
Lo que este juez supo interpretar es lo que los autocultivadores están esperando de los otros poderes del Estado.
Porque mientras rigen restricciones, y a riesgo de ser denunciados y encarcelados, en todas las provincias del país, los autocultivadores defienden el derecho a una mejor calidad de vida. Los hay solidarios, que comparten gratuitamente sus productos y sus conocimientos, y los hay que cultivan para comerciar pero que facilitan el acceso a un medicamento que otorga muchos beneficios y escasos o nulos efectos secundarios y al cual no podrían acceder de otro modo.
Una opinión experta
Raquel Peyraube(*) es Doctora en Medicina y especialista en Uso Problemático de Drogas, consultada sobre los daños o efectos adversos del cannabis afirma: “Creo que es importante decir que la gente no debe pensar que el cannabis no tiene riesgos. Muchas personas que promueven la legalización del cannabis hacen esa afirmación, pero no creo que sea correcta. Debemos ser prudentes. En algunas situaciones, el THC tal vez no es una buena opción. Existen interacciones con otras sustancias. En algunas personas pueden manifestarse efectos cardiovasculares que no siempre podemos predecir. Pero el cannabis no es una droga satánica. Como médicos recetamos medicamentos todo el tiempo. El cannabis tiene muy pocos efectos secundarios y la mayoría es leve. Por lo que tiene un perfil de seguridad relativamente bueno. Y los niveles de daño podrían incluso disminuir si adoptamos una forma más racional de pensar sobre el cannabis. Así que creo que el cannabis debería normalizarse en nuestra sociedad, porque sólo entonces tendríamos en cuenta no solo los riesgos, sino también los beneficios. Y como médicos esta es nuestra obligación: ayudar a nuestros pacientes y proteger la salud pública”.
¿Y por casa…?
En la provincia del Chaco, al parecer, lejos estamos de comprender la urgencia de acercar la cannabis sativa a quienes padecen diferentes dolencias. En la Cámara de Diputados podría avanzar una ley que complementaría la anterior pero sólo para crear un consejo consultor que trabaje en la investigación y posible cultivo. ¿Y mientras? Quienes padecen dolores crónicos, quienes tienen enfermedades neurológicas, ¿van sólo a esperar que se les provea? El ministro de Salud, Luis Zapico, reconoce que regresan al hospital niños que fueron derivados a hospitales de Capital Federal con su receta de cannabis. Algunos médicos, los más comprometidos, quizás, están aprendiendo, estudiando y obteniendo pruebas clínicas de la eficacia del cáñamo. ¿Hasta cuándo los cultivadores, pacientes y médicos seguirán corriendo riesgos? ¿Hasta cuándo van a vivir preocupados porque pueda haber un operativo que les impida sembrar y consumir aquello que alivia enfermedades que pueden ser largas y tortuosas? Porque el autocultivo existe y seguirá existiendo, son los que proveen del preciado aceite.La pregunta es:
¿el Estado, los va a acompañar regulando o va a seguir persiguiéndolos?
(*) Doctora en Medicina, con formación en Psiquiatría, Toxicología, Psicoterapia Psicoanalítica, en temas de Infancia, Adolescencia y Exclusión social y cuenta con 28 años de experiencia.
Es investigadora clínica y miembro de equipos de investigación para el monitoreo de la ley en Uruguay. Integra varios comités científicos internacionales y es miembro activo de la IACM (International Association for Cannabinoid Medicines). Actualmente, dedicada al desarrollo de ensayos clínicos, a la educación médica en cannabis medicinal, la difusión de información y consultorías para la Reforma de las Políticas de Drogas en distintos países.
Fuentes: Fundación Canna/ Página 12/ Propias
Categoria: Salud | Tags: Argentina, cannabis | Comentarios: 0